miércoles, 23 de diciembre de 2015

MM Vitoria 2015

Venía de un mes con la rodilla izquierda dando guerra, entre el menisco y el maldito rotuliano. Siendo sincero, cuando me vi con la rodilla hinchada, no creía que fuera a llegar al 13 de diciembre en condiciones de correr la Media Maratón de Vitoria, menos después de 10 días de parón absoluto y no acabar de encontrar buenas sensaciones. Lo más lógico parecía dejarlo pasar y centrarse en próximos objetivos, recuperando bien la rodilla. Pero había una inscripción hecha y ganas de intentarlo. Estaba claro que no iba a ser la carrera perfecta, pero un buen reto se presentaba en el horizonte: dos semanas para empezar a trotar y ver si se podía llegar a la carrera.

La primera semana, vuelta al trote suave, aumentando poco a poco los kilómetros. Y visto que el domingo anterior a la carrera pude correr 16km suaves sin molestias ¿por qué no intentarlo? La segunda semana decidí probar ritmos y sensaciones, que el cuerpo mandara. Y acabaron saliendo buenos entrenamientos y ritmos más que aceptables. Alguna ligera molestia pero nada del otro mundo. Vitoria me esperaba y, como siempre, intentaría darlo todo, dentro de lo posible. Había que escuchar bien a la rodilla para no cagarla.

Así que el domingo por la mañana nos presentamos en la capital alavesa, con la familia y unos cuantos amigos. En el grupo, las típicas preguntas de siempre, sobre ritmos y tiempo objetivo. Y yo, con las mismas respuestas que doy últimamente: que no tengo ni idea...prefiero que el cuerpo hable en carrera. Vengo con muchas dudas sobre lo que me espera, así que es mejor así, dejar que el cuerpo pille ritmo y que la cabeza disfrute del ambiente. La Media de Vitoria es una buena carrera, con calles amplias y buen ambiente. Mucha gente en las calles animando y trazado bastante favorable. Y además, el tiempo acompaña. Buenos ingredientes para pasar una mañana divertida.

Un buen calentamiento para sacarse el fresco del cuerpo y a elegir cajón de salida. Es curioso meterse en el cajón de 1:30' y ver el tipo de gente que hay allí...incluso mirar más allá y ver los que se han situado más adelante (que luego pasarás en los primeros metros sorteándolos con gran dificultad). Hay muchos que dejan claro que están allí por salir adelante y nada más, que pronto se irán atrás...y así se montan los líos que se montan en las salidas...enfin. No creo que cueste tanto salir en el sitio que cada uno crea que le corresponde y no armar semejantes follones.
Con la morada de Reto Dravet por Vitoria

La carrera comienza a ritmo muy rápido, con unos primeros km en descenso. De hecho, al poco me fijo en la liebre de 1:40' y está muy lejos...no me cuadra nada con los ritmos que estoy llevando...y menos cuando veo que va por delante de la de 1:35'...hoy muchos van a reventar. Yo a lo mío, me doy 5km para ver sensaciones, tranquilamente, y así ir planificando la carrera. Tengo que confesarlo, me gustan mucho este tipo de carreras, en las que no puedo ir a tope por algún motivo. Cuando corres en ritmos inferiores a los que puedes ir, te lo puedes pasar muy bien. A mí, en estas situaciones, me gusta jugar un poco. Fijarme en una liebre, seguirla desde lejos, pasarla e ir a por la siguiente. Y ese era un buen día para ese juego.

Pasados los km de tanteo, superé a la liebre de 1:40' sin mayores problemas y me fijé en la siguiente, que quedaba bastante lejos. Entonces pensé en ir poco a poco recuperando el terreno hasta el km 15 y a partir de allí, darlo todo y a por la de 1:30'. Y así fue pasando la carrera, con un juego de persecuciones. Tras el km 15, intenté superar, con dificultades por la gran cantidad de gente, al grupete de 1:35', pero no iba del todo fino y me costó más de lo esperado. Por fin enlazamos con una recta larga y amplia y pude progresar a mi gusto, encontrando buenas sensaciones. Pero si quería pillar a la siguiente liebre, me tocaban poco más de 5km de volar sobre el asfalto vitoriano. Me puse a ello, a ritmo de persecución absoluto. Pero a veces la estrategia nos falla y no salen las cosas como esperábamos. Poco después de pasar el km 18 empiezo con  molestias en la rodilla. Cada vez más y más, hasta que el dolor empieza a ser difícilmente soportable. Me veo obligado a bajar ritmo, intentando que pase el dolor, pero nada. Tiro más fuerte todavía, deseando acabar cuanto antes con ese pinchazo que me está destrozando...pero imposible. La rodilla no deja hacer bien el juego y cuesta horrores dar bien la zancada. Decido desconectar la mente, como en las carreras de montaña cuando llevas varias horas y te duele todo el cuerpo. Ya llegarán a meta las piernas. Sigo más o menos a buen ritmo y en el último km parece que las molestias van a menos. Así que vuelvo a conectar con el cuerpo y a exigirle el máximo para el final. Ya he olvidado la idea de pillar a la liebre, sólo quiero llegar cuanto antes. Último esfuerzo y entrada en meta, siempre con una sensación especial. 1:33', buen tiempo para cómo se ha desarrollado la prueba, todo el tiempo que he perdido al inicio y el mes tan malo que llevo. Muy contento...y mucho más cuando me encuentro con la familia y lo celebramos. Curiosamente, la rodilla no duele al andar...me ha fastidiado la estrategia, los últimos km de disfrute y las buenas sensaciones de 18km, pero ahí está, sin doler. ¡Qué cachonda! Por lo menos parece que no va a ser nada serio. Toca agradecerle lo que lleva soportado y cuidarla para la siguiente carrera.


viernes, 18 de diciembre de 2015

Proyectos 2016

El 2015 ya está terminando y dentro de poco tocará valorarlo y sacar conclusiones. Pero con el 2016 a la vuelta de la esquina, es inevitable mirar hacia adelante y plantearse los objetivos a alcanzar.
No sé vosotros, pero yo necesito tener metas, un horizonte en el que fijar mi mente. Será por lo guindilla que soy, pero es terminar un proyecto y estar metiéndome en otro (y a veces sin terminarlo...). Las semanas después de una carrera importante, de esas que llevas meses esperando y preparando, mientras todavía me duelen las piernas y no puedo casi ni andar, son mi perdición. Eso, internet, una tarjeta de crédito y un montón de ideas en la cabeza.
Desde verano, cuando terminé la Maratón de las Tucas, llevo preparándome a conciencia para un proyecto en el que he estado años pensando. Parece casi como si no lo quisiera decir en voz alta por si se fastidia todo, pero ya va siendo hora de soltarlo. Voy a compartir con vosotros lo que serán mis próximos meses, por si le sirve a alguien o si os animáis a acompañarme en alguna carrera.

Como he hecho estos últimos años, vuelvo a dividir mi temporada en dos: asfalto y trail. Creo que es la mejor manera de combinar lo que me gusta y no saturarme demasiado. La primera parte la dejo para carreras por asfalto que culminan con un Maratón y después me tiro al monte como las cabras, para lo que será mi gran objetivo del año.

Así que este próximo año empezará sobre el asfalto con la Maratona di Roma, el 10 de abril, como primera meta a conseguir. En breve empezaré el plan específico para prepararla. Este año las sensaciones son buenas, tengo un tiempo de carrera objetivo en la cabeza, pero prefiero ir de "tapado" de momento e ir escuchando al cuerpo y corrigiendo las metas si no quiero pinchar antes de tiempo. Para prepararla en condiciones, me gusta participar en alguna carrera y así ir pillando el punto competitivo. Este año pretendo ir a las 10 Millas Peralta-Falces, Mitja Marato de Barcelona, Media Maratón del Camino y quizás repetir en el Maratest de Alcorcón para terminar de afinar. Y después de todo esto, viaje a Roma, la Ciudad Eterna, en un plan familiar y a disfrutar esta maravillosa ciudad. Sé que no es un circuito ideal para hacer marca, pero volver a Roma me atraía mucho y necesito correr por sitios que me gusten. Prefiero no hacer marca y disfrutar el recorrido y estoy seguro que allí lo voy a hacer, aunque como siempre lo daremos todo. Este año es la edición del Jubileo, parece que a todos los que la terminemos nos lo van a dar...¿me están llamando a pecar sin parar hasta cruzar la meta?
Me motiva mucho correr por aquí

Pero lo realmente gordo viene después. El objetivo principal de este año va a ser debutar en un ultra trail. Llevo muchos años con esta idea en la cabeza y por fin me he decidido. Desde agosto estoy probando al cuerpo, o más bien castigándolo, con entrenos para ver si soy capaz de aguantar y si el cuerpo me deja, este verano lo intentaré. Lo difícil, a parte de la preparación, va a ser elegir en cuál debutar.
Primero, antes de verano, hay un montón de carreras muy atractivas en las que participar: CxM Peña Canciás, Irati Trail, Hiru Mendi Trail, Camille Extreme, Trail Sobrarbe, Boca del Infierno... La lista es larga y ni las piernas ni la tarjeta de crédito aguantan el ritmo. Habrá que hacer una buena selección para llegar en buen estado al momento cumbre de la temporada.
Y después, en cuanto a los ultras, tengo muchas dudas entre dos, con una tercera opción por si acaso.


GTTAP
En principio, hay uno que parte con ventaja, la Vuelta al Aneto del Gran Trail Aneto-Posets. ¿Por qué? Pues porque este año corrí la Maratón de esta prueba y me encantó la organización y el ambiente en Benasque. El recorrido es muy duro, 58km y +3700m de desnivel, por terreno difícil,  con mucho tramo en el que correr es complicado y hay que aguantar mucho de cabeza. Me encanta. Y las vistas, increíbles. Conozco bastante la zona, pero hay algunos valles que no he pisado y me apetece ver. Lo único que me echa para atrás es la fecha, el último fin de semana de julio, pues llegaré un poco justo de tiempo y el calor también es un factor a tener en cuenta.
Correr a la sombra del Aneto, un placer. By Cansamontañas


Trail Valle Tena
En segunda posición, pero también con muchas opciones, se encuentra el Trail Valle de Tena, un recorrido de casi 80km y +6700m de desnivel por zonas que conozco a la perfección y que me he pateado mucho. Es un recorrido precioso y en buenas fechas para mi, a finales de agosto, con lo que tendría un mes más para prepararla. Pero la dureza del recorrido es un contra muy grande

Y por último, la Canfranc-Canfranc, con el nuevo ultra de 80km que sacará, en la edición de 2016. De las tres, quizá sea la que menos me atraiga, pero es bueno tener balas en la recámara. Me viene también bien de fechas, en la primera mitad de septiembre, pero sí que la zona, aunque es imprsionante, es la que menos me llama de las tres.

Canfranc-Canfranc


De momento, estas son mis ideas para el próximo año. Habrá que ir tomando decisiones y ver cómo va respondiendo el cuerpo y si no se puede llegar a todo, habrá que rectificar. Pero por lo menos, siempre hay que intentarlo. Iremos informando y ya sabéis, si os animáis a alguna, yo encantado.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Corriendo por el Monte

Cuando era pequeño y llegaba el domingo, en casa tocaba salida familiar al monte. No me gustaba nada madrugar y siempre intentaba resistirme, pero no había escapatoria. Preparábamos todo al detalle, nos vestíamos en condiciones y entrábamos en el coche para un trayecto que siempre se hacía eterno, curva tras curva...¡qué mareos! Cuando llegabas al destino y se te pasaban las ganas de vomitar, todo cambiaba. Descubrías un mundo lleno de posibilidades y, para una mente infantil, un sitio mágico en el que encontrarte con hadas, duendes y todo tipo de seres fantásticos. Siempre he sido un guindilla y me ponía a correr pradera arriba y abajo sin descanso. No medía mis fuerzas, había energía de sobra.
Mis lugares favoritos eran los bosques, donde casi no pasaba el sol y me podía dejar atrapar por su ambiente, alejándome corriendo entre los árboles, saltando entre mares de hojas y esquivando piedras y ramas. Corría sin dirección, jugando, sintiéndome libre. Disfrutando de lo maravilloso que era todo, de los olores del bosque, de los sonidos de los animales. Creo que fue entonces, en aquellos años, cuando me enamoré de la montaña.
En los bosques, nunca sabes por dónde te pueden salir los duendes

Años más tarde, me acerqué a esos lugares por mi cuenta, queriendo revivir esas sensaciones. Y al poco tiempo, volví a correr por ellos: me calcé unas botas viejas de monte y corrí por esos sitios que años antes me habían atraído tanto. Me acuerdo que la mayoría de la gente me miraba raro: al monte había que ir a disfrutar, no a sufrir de esas maneras, sin enterarse de por dónde se pasa. Pero me daba igual, a mí me encantaba y disfrutaba con ello. Correr por monte tiene algo especial, muy animal, instintivo. Cuando corro por montaña, ya sea en un bosque o en una cresta de roca, siento cómo mi cuerpo se funde con el terreno. Me siento parte de cada piedra, de cada árbol, que estaban allí antes de que yo viniera a este mundo y seguirán mucho tiempo después de que lo abandone. Me siento como lo que soy en realidad, un animal, libre y en contacto con la naturaleza.
Animales compartiendo pasión

Me encanta dejarme llevar y disfrutar de todas las sensaciones que te invaden en este medio: la falta de aire en los pulmones cuando llevas un rato subiendo; la ligera sensación de mareo cuando corres en altura; la tensión en mis músculos cuando desciendo a toda velocidad; la sensación de ir por las nubes cuando salto por el barro, las hojas o la hierba; la dureza de correr por roca o el sonido de la nieve cuando corres abriendo huella; la tremenda soledad de saber que soy la única persona en kilómetros... Todo forma parte de un ritual especial que se completa al llegar a cima, cuando recuperas la respiración y tus ojos se fijan en ese mar de montañas que tienes alrededor, esos horizontes infinitos. O cuando consigues vencer al sol y llegar arriba disfrutando de un precioso amanecer, que se queda grabado en tu cabeza y hace que tengas durante horas la sonrisa puesta en la cara. Sentir el aire frío en la cara, el calor de los primeros rayos de sol sobre tu cuerpo y el vértigo de comenzar a descender bailando con las piedras y la nieve. Es todo un placer. Una pasión.
Ganando al sol para ver amanecer en Monte Perdido

¿Hay algo malo en correr por el monte? Evidentemente, no. Pero parece que, como siempre, para algunos sí. Hay muchas personas para las que la montaña es como una religión (entre los que me incluyo) y como tal, algunos se la toman de manera fundamentalista e intolerante. Para ellos sólo hay un modo de acercarse y disfrutar la montaña y todo lo demás es una falta de respeto, una blasfemia. Defienden que hay que ir despacio, sin prisas, porque sino no te empapas de todo su esplendor.
Este es un debate que lleva muchos año abierto, pero pensaba que ya estaba más o menos superado, hasta que hace unas pocas semanas fui a la presentación de un libro y vi con preocupación cómo se crucificaba a los que van al monte a correr. El debate y el linchamiento siguió en las redes sociales, acusándonos de llevar el estrés y las prisas de la vida urbana a un lugar sagrado, no siendo capaces de disfrutar de la esencia del monte y abusando de la competitividad para ver quién es el más rápido.
Me parece muy triste, ¿sólo hay una forma de disfrutar la montaña? Si vas al monte y no haces daño ni molestas a nadie, ¿qué más da que vayas andando, corriendo o haciendo el pino-puente? ¿Cuál es el problema? Cada uno que haga lo que le de la gana. Y además, ¿quién decide lo que es rápido o lento? Eso es algo muy subjetivo. Me parece un debate absurdo, estéril. Ganas de polémica sin motivo.
Disfrutando de correr por monte

Hoy es el día internacional de las montañas. Son parajes únicos que hay que proteger y cuidar. Son lugares fundamentales para la vida y para el espíritu, que deberíamos respetar y mimar, acercándonos  a ellos con cabeza, cuidado y responsabilidad. Y, como cualquier cosa en la vida, la montaña se puede disfrutar de muchas maneras y no hay ninguna mejor que otra. Tú, vete al monte y disfrútalo como mejor te parezca y deja que los demás hagan lo mismo. Yo prefiero disfrutarla de todas las formas y, mientras el cuerpo aguante, seguiré corriendo por el monte y sintiéndome como ese crío pequeño que corría por el bosque jugando entre las hojas y los árboles.
Lugares únicos

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Recuerdos

Muchas veces, cuando nos ocurre algo malo en la vida, desearíamos volver al pasado y tener la posibilidad de cambiarlo. Pensamos en cómo hubiera sido todo si hubiéramos actuado de otra manera y damos muchas vueltas a la cabeza buscando soluciones a situaciones que no las tienen.

Tú, si tuvieras la oportunidad de volver a ese día en el que algo te pasó y cambiarlo ¿lo harías?. Es una pregunta irreal, sin sentido, que jamás sucederá. Pero cuando pasas momentos duros, te puede venir a la cabeza. En muchas ocasiones, responderíamos un sí, sin dudarlo. Pero hay otras veces que las cosas no están tan claras. Hay historias que son duras, pero no son ni felices ni tristes, sino una mezcla de las dos, y es complicado responder a esa pregunta.

Hoy es un aniversario especial para mí. No soy muy bueno para acordarme de las fechas, pero hay algunas que se te quedan marcadas a fuego. Hace ya muchos años que viví algo duro, difícil, que cambió mi vida. No voy a detenerme en los detalles, simplemente quiero compartir algunos recuerdos y todo lo que he podido sacar en claro de esta historia.

Recuerdo aquella época con cariño. El hambre insaciable por subir montañas, encadenando una tras otra sin descanso; la agilidad con la que escalaba; la fuerza y velocidad con las que corría; los innumerables viajes y aventuras que pude vivir; lo bien que me lo pasaba entrenando, corriendo por el monte, viendo amanecer en las cimas. Muchos me lo decían y era algo evidente, tenía una prometedora carrera en el mundo del alpinismo. Me hacía feliz y era casi para lo único que vivía. Estaba en lo más alto, imparable. Llevaba años a un gran nivel, con varias expediciones al Himalaya y tenía muchos sueños, proyectos e ilusiones. Todo aquello, las fuerzas, las ilusiones, los proyectos... se quedó en una cuneta una mañana de principios diciembre.


De aventuras por el Himalaya
Ha pasado mucho tiempo desde aquella heladora mañana, aunque parece que fue ayer, tengo los recuerdos muy vivos. Todavía siento cómo me iba despertando en la cama pensando en correr, preparaba la ropa, me vestía y me ataba las zapatillas. El placer de empezar a trotar y ver que todo funcionaba a la perfección, mientras el viento me golpeaba la cara y al frio aire le costaba entrar en los pulmones. Cómo mis piernas, cansadas, iban entrando en calor y mis músculos se tensionaban. Siento cómo mi cuerpo iba saltando sin dificultad entre la nieve y el hielo, sin que mi cabeza apenas se enterase. Aún noto la felicidad que sentía por aquel entonces cuando salía a correr. Era una mañana como otra cualquiera, un día más. Pero, de pronto, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. Lo que parecía un día normal se acabó convirtiendo en una pesadilla que me acompañó mucho tiempo, años. No sé bien cómo pasó, mi mente lo ha borrado casi todo. Pero fue rápido, en menos de un segundo una etapa había terminado. Y venía otra llena de dudas, miedo y dolor.

Recuerdo cómo los meses fueron pasando y las buenas sensaciones de otros tiempos se olvidaron. A duras penas pude volver a correr e ir al monte, pero el dolor era compañero inseparable y cada salida era más desesperante que la anterior.
Recuerdo pasar por muchos especialistas: médicos, fisioterapeutas, osteópatas... Nada. Una peregrinación buscando soluciones, que se convertía cada vez en algo más obsesivo. Pero mi pierna izquierda no volvía a ser la misma. Alguno me comentó lo fuerte que era, diciéndome que muchos en mi situación se habrían rendido. Pero eso no me valía de nada. Yo sólo quería volver a ser el de antes.
Recuerdo salir de la consulta de un médico que me dijo que no iba a volver a correr nunca más y cómo el mundo se me vino abajo.
Recuerdo las lágrimas en mi rostro, la impotencia, la frustración. Las noches sin dormir, dando vueltas en la cama, tocándome una y otra vez la pierna.
Recuerdo mirar a las montañas y llorar, sin poder alcanzarlas.
Recuerdo las miles de veces que pedí poder volver a aquél día y cambiar las cosas. Y todas las que me preguntaba el por qué me había tocado pasar por eso a mí.
Recuerdo a esa persona que siempre estuvo allí,  apoyándome y ayudando, siempre sumando con una sonrisa. Pasó mucho tiempo y el dolor y la falta de confianza estaban acabando con mi paciencia. Podía intentar seguir así, pero no duraría mucho. Tarde o temprano, abandonaría, todos tenemos un límite. No iba a tirar la toalla sin luchar, pero la pelea me la estaban ganando.
Recuerdo el momento en el que toqué fondo y a partir de ahí todo empezó a mejorar. Acepté la situación y empecé a ver con otros ojos el mundo. Descubrí que había estado viviendo exclusivamente para el deporte y que la vida tenía mucho más que ofrecerme. Cuando uno aprende a valorar todo lo que tiene y sabe ver el lado positivo de las cosas, empieza la verdadera recuperación.
Recuerdo comenzar a disfrutar y renacer de mis cenizas.
Recuerdo cómo poco a poco volví a correr y a ir al monte con otra mentalidad, a disfrutar de otra manera y tranquilamente ir recuperando sensaciones. La alegría de ver que evolucionas, que cada vez puedes correr más y soportar mejor los dolores. El volver a la alta montaña y mirarla como quien no ha estado nunca allí. Descubrirse de nuevo y aprender a vivir de otra manera, más relajada, más plena y más feliz.
Recuerdo todo esto y no se me olvidará nunca.


Volviendo a disfrutar de la alta montaña

Hay muchas cosas que no controlamos en la vida. Nos pueden ocurrir desgracias y podemos caer en un pozo que parece no tener fondo. Pero siempre hay salida, siempre hay algo con lo que disfrutar, un horizonte mejor. Nosotros sólo podemos poner todo de nuestra parte por mejorar la situación, pelear al máximo. Y tarde o temprano, se acaba por salir adelante.

No os podéis ni imaginar la de horas que habré pasado preguntándome el por qué salí aquél día a correr y deseando cambiar lo que pasó. Tiempo perdido, nada se podía hacer ya. Sin embargo, desde hace mucho tengo las cosas claras. No cambiaría nada, pasaría otra vez por todo. Hoy, soy quien soy gracias a todo lo que he vivido y aprendido de estas experiencias. Me encanta la vida que tengo y sé que si vuelve a dar un vuelco, llegará un día en que volveré a ser feliz. Esa mañana de diciembre fue, simplemente, el final de una vida y el inicio de otra nueva. Nada más.


Siempre hay un horizonte. Hay cosas que pasan, pero otras vendrán

jueves, 26 de noviembre de 2015

Correr duele

Siempre me ha interesado eso del marketing. No me gusta, pero me parece curioso cómo intentan vendernos las cosas. Con el marketing, uno de esos "palabros" ingleses que se han hecho tan familiares en nuestros días, las empresas tratan de identificar lo que necesita el mercado y adaptarse para ofrecer lo que éste pide de la mejor forma posible. Es decir, de metérnosla doblada sin que nos enteremos. Al final, si te lo venden bonito, acabas comprando lo que sea.

Menuda mierda...pero qué chula...¡la necesito!

con lo del correr han hecho su agosto. Llevo muchos años corriendo y he visto la evolución que ha dado esto. Si hace 10 ó 15 años me hubieran dicho cómo iba a estar todo ahora, no me lo habría creído. Recuerdo al principio cuando te ponías las primeras zapatillas que encontrabas por casa (¿pronadoras o supinadoras?...eso no existía), la pantaloneta que usabas en verano para la piscina y una camiseta de algodón que estaba tirada por el suelo y salías a correr. Sorprendentemente, podías hacerlo sin problemas... ¡qué cosas! Salías en invierno con un frío que pelaba y la gente te miraba mal, como pensando "¿a dónde va ese loco?". Pero hoy todo es diferente. Nadie negará a estas alturas de la historia que ha habido un "boom" en este mundillo. Lo han sabido ver, vender y explotar de una manera increíble y de unos años a esta parte ha habido un crecimiento tremendo. ¿Es esto malo? Bajo mi punto de vista, todo lo que consiga acercar al mayor número de personas al deporte y la vida saludable, bienvenido sea. Además, todos formamos parte se esto, si te parece mal tienes que entender que tú eres parte de esta burbuja. Eso sí, también es importante que el mercado (las personas), sepan lo que realmente están comprando, lo que se les vende, sin maquillajes ni máscaras. Que luego sino vienen las sorpresas.

Una tarde cualquiera entrenando en el parque debajo de casa

¿Cómo nos lo han vendido? Pues a la manera de toda la vida, como si fuera un detergente o unas salchichas rellenas de queso:

-Primero se observa el mercado y se ve el público potencial al que va dirigido el producto. Vivimos en una sociedad con prisa, que tiene poco tiempo y mucho estrés, con lo que lo de correr encaja perfectamente. Más si te convencen de lo simple y barato que es este deporte: basta con calzarse unas zapatillas, a veces ni eso, y salir a correr. Así de sencillo. Y allá donde tú vayas podrás hacer lo mismo, sin problemas, dificultades ni cuotas mensuales (luego te darás cuenta que no todo es tan sencillo ni barato). Además, nos encanta compararnos con la gente y este deporte es ideal para eso.

Van a flipar en el curro con mi MMP

-Por supuesto, hay que ver si puede ser rentable. Evidentemente si, la capacidad del ser humano de "posturear" y "chuliquear" es directamente proporcional a la cantidad de objetos que puede llevar encima...casi infinita. Menuda mina han encontrado en nosotros, cada día tenemos un "gadget" nuevo y no sabemos cómo podíamos correr antes sin él. Además, como con la droga, primero te ofrecen productos baratos para engancharte y luego acaban vendiéndote zapatillas por 250€ (véase ASICS).

¿Modas? yo paso, sólo salgo con lo imprescindible

-Hay que darle un lavado de cara al producto. Nada de gente sudando con ropa de algodón cutre, como pordioseros, ¡qué asco! Todo gente guapa, famosos y gacelas fibrosas, que venden más. Y por supuesto hay que cambiar los nombres al inglés que quedan mejor: no es lo mismo comerse unas magdalenas que unas "muffins" y tampoco correr que hacer "running" o ser corredor que ser "runner"... y qué decir de lo de corremontes, mucho mejor "trail runner".

No soy corredor, soy runner. El puto amo

-Y finalmente, se vende como el remedio a todos los males, la cura perfecta, lo mejor de lo mejor, el santo grial para vivir a "puto tope" (si, también se ponen de moda este tipo de expresiones). Se vende lo de correr como algo mágico, como ir flotando por las nubes mientras se evaporan nuestros problemas.

¿Es malo que nos vendan todo tipo de objetos para correr? Yo no lo veo mal. Quien más o quien menos, todos hemos ido comprando "aparatejos" y modernizando nuestro armario. Cada uno que se gaste el dinero que tiene en lo que le de la gana. Claro que puedes salir a correr con las zapatillas que te regalaron en la comunión y esa camiseta vieja y apolillada de AC/DC, pero si te apetece gastarte tu dinero en unas zapatillas, unas mallas fosforitas o en comprarte un satélite de la NASA, pues perfecto.

En lo que sí veo un problema es en la manera que nos venden el producto. Recuerdo campañas de publicidad vendiéndolo como si este deporte fuera un dulce paseo por el país de las piruletas. Da lo mismo que te vendan algo para correr o unas compresas con alas, todo es maravilloso y estupendo, corriendo todos tus problemas se van mientras flotas por un mar de nubes de colores. ¿Es esto malo? Pues para mí si.


Haciendo un 4x2000 en el país de las golosinas
Correr duele, es un deporte duro. Tampoco nos sobrevaloremos, no somos héroes o seres mágicos enviados por los dioses. Corremos porque queremos, porque nos gusta y nos motiva, nadie nos obliga. Todo en su justa medida. Pero si corres habitualmente, si haces distancias largas, series o preparas en serio carreras, la cosa no es de color de rosa. Agujetas, lesiones, dolores musculares, sobrecargas...

Entrenar en invierno, con el aire helador cortándote la respiración, la lluvia calándote hasta los huesos, corriendo sobre nieve o hielo. Esos días de series en los que llegas a casa destrozado y sin poder mover un músculo. O esa fría mañana de invierno en la que te duele todo el cuerpo y te toca tirada larga. Correr es una actividad dura para el cuerpo y para la mente, un martilleo constante para las articulaciones. Y el que no haya vivido todo esto y le vendan que cualquiera puede correr un maratón o una ultra, con esos maravillosos planes de entrenamiento "milagro", y no se haya curtido en días duros, con muchos kilómetros en las piernas o complicadas jornadas para la cabeza, lo puede pasar muy mal si quema etapas demasiado rápido.

Los grandes objetivos cuestan mucho esfuerzo, muchos kilómetros y mucho sudor. Mañanas de madrugones con las piernas "tiesas", robar tiempo de estar con la familia y los amigos, mucha tensión y lágrimas cuando las cosas no salen. No hay planes milagro, nadie se levanta de la noche a la mañana y corre un maratón (o nadie debería), todo tiene su proceso. Y pienso que muchos de los problemas que se han dado en las carreras últimamente (gente pasándolo realmente mal) vienen de todo esto. De que nos vendan la moto de que correr es salir todos los días "a tope de power" (sí, por dios, esto también...), trotar como gacelas sin dolor y que cualquiera puede correr grandes carreras casi sin esfuerzo.

Evidentemente, mucha parte de la culpa la tiene el que compra ese mensaje y se cree Killian Jornet o Usain Bolt habiendo salido dos días a correr. Pero el mensaje que nos dan y la publicidad contribuyen mucho a ello.

Correr es duro y probablemente por eso me gusta tanto. Forma parte de esa cultura del esfuerzo con la que me identifico, en la que hay que dedicar mucho tiempo, esfuerzo y pasión para lograr unos objetivos. Meses o años para llegar a algo que te merece la pena.

Eso sí, correr duele, pero no poder correr duele más.

Preparando carreras, a veces parezco más un sugus de piña que una persona

lunes, 23 de noviembre de 2015

Guindillas y buitres

Lo reconozco, soy un "guindilla", no puedo estar quieto. Para gente como yo, que necesitamos actividad y movimiento sin descanso, el deporte nos da la vida. Es una válvula de escape para quemar energía, aclarar nuestra mente y volver renovados a nuestras casas. Y para mí, a parte de esto, es una necesidad vital acercarme a las montañas, sentir el aire en la cara cuando corro, abrir huella en la nieve o correr por un bosque entre las hayas. Me hace sentir vivo, feliz y pleno.

Si, soy un "guindilla" y estoy orgulloso

No hay nada malo en ello, ¿no? Es sencillo: si algo te hace feliz y no dañas ni molestas a nadie, no debería haber problema. Error, parece que si lo hay. Y es que hay personas que, no sé si por estar amargadas o por afán de protagonismo, se dedican a criticar sin fundamento todo lo que se les presenta por delante. Yo los llamo "buitres", porque buscan carroña y se lanzan sobre cualquier noticia en la que puedan meter el pico, creando polémicas absurdas y debates estériles, cuando la noticia todavía está caliente. Normalmente fijan su objetivo aprovechando algunos acontecimientos, generalmente trágicos, y se caracterizan por opinar de todo sin saber si lo que dicen es cierto o no y por hacerlo en momentos totalmente inoportunos. A muchos no nos importan sus opiniones, pero no saben el daño que pueden causar en personas a las que sí les afectan de cerca esas noticias. Ven carroña y ¡a por ella!


Buscando una noticia que comentar

Han pasado ya unos cuantos días desde la última edición de la B/SS (edición número 51, ahí es nada), que desgraciadamente quedará en nuestra memoria por la muerte de un joven corredor. A parte del debate entre defensores y detractores de esta carrera, muy respetable, he podido leer comentarios y oír debates en los que miembros de esta "especie carroñera" se aventuran a asegurar hechos sin tener la más mínima idea, al calor de los acontecimientos y por puro sensacionalismo. Y por supuesto, nos dan a los demás lecciones magistrales: lo peligroso que es para la salud y el cuerpo correr, lo imprudentes y temerarios que somos los corredores (y deportistas en general), la falta de cabeza y control que tenemos... Es muy fácil generalizar y no es algo nuevo. La montaña, por ejemplo, en donde por desgracia tenemos bastante a menudo noticias de este tipo, es un tema recurrente en los debates sensacionalistas, porque parece que nos jugamos sin motivo nuestras vidas, o que somos unos irresponsables que la desperdiciamos por ideas sin sentido y sueños absurdos. Es evidente que practicando deporte, cualquier deporte, hay gente imprudente y sin cabeza. Pero no tiene por qué ser a ellos necesariamente a los que les pasen las desgracias. Los accidentes ocurren y le pueden pasar a cualquiera, tenga mucha o poca experiencia, o esté mucho o poco preparado. Y esto en cualquier ámbito de la vida. 


Mira qué noticia...¡vamos a sacar tajada!
Pues yo, señor buitre, me declaro culpable de ser un"guindilla". Eso si, un guindilla con cabeza. Llevo muchos años practicando deporte, desde que era un crío. Hace tanto tiempo que ni siquiera me acuerdo cuándo empecé. Pero si me acuerdo que siempre lo he practicado con cabeza y progresión, sin tener prisa por quemar etapas. No nos engañemos, he hecho muchas veces el bestia, sobre todo en montaña, poniendo al límite mis músculos y articulaciones, jugando con lesionarme. Lo asumo, son mis piernas y hago lo que me da la gana con ellas. Pero siempre que le he visto las orejas al lobo, que he visto el mínimo peligro serio, riesgo grave para mi salud o posibilidad de no volver a casa, no he dudado en retroceder. La experiencia de los años te pone en tu sitio, conociendo cómo funciona tu cuerpo y hasta dónde puedes llegar en determinadas situaciones. Aún así, ninguno estamos libres de sufrir un accidente. Pero cuanto más y mejor se combine esa proporción de experiencia, prudencia y cabeza, mejor saldrá la ecuación.

No me mires mal por ser un guindilla
Está claro que en nuestra sociedad, como es normal, no estamos preparados para la muerte. Corta de raíz muchos proyectos, muchas ilusiones, dejando un gran vacío y mucho dolor. Pero tampoco podemos creer que vivir en una sociedad con riesgo cero es posible. Los accidentes ocurren, en la montaña, corriendo, conduciendo, paseando por la calle o duchándote tranquilamente en casa. Y pueden pasarnos a cualquiera. Cuando suceden este tipo de hechos, mucha gente se apunta al carro de la crítica, destructiva e irracional, sin pararse a reflexionar, sin conocer muchas veces de lo que habla y de quién está hablando, el caso particular, metiéndolo todo en el mismo saco. Ya sea hablando de alguien que ha muerto en una carrera o de un atentado (para ejemplo lo de París hace poco más de una semana). Son buitres en busca de carroña. Por favor, respeto y sensatez a la hora de comentar y meterse en cosas que no sabemos.


Afortunadamente también surgen debates que intentan ser constructivos, buscar soluciones, llegar a algún punto positivo. Con calma y con mesura y aportando ideas, sin hacer daño. Algunas han ido en la línea del control pre-carrera, ya sea exigiendo a los participantes en pruebas de larga distancia una prueba de esfuerzo o el demostrar su experiencia en este tipo de carreras (presentando resultados en pruebas similares). Otras piensan más en el medidas dentro de la propia carrera, dando a miembros de emergencias, policía o voluntarios la capacidad para retirar corredores si aprecian un mal estado de los mismos. Puede que no vea claro algunas de estas propuestas, pues es difícil en muchos casos su aplicación y habría que comprobar su eficacia, pero me parecen positivas y enriquecedoras. No es fácil buscar soluciones a cosas que muchas veces se nos escapan, pero todas las ideas de este tipo son bienvenidas. 

Yo, por mi parte, aunque a muchos no les parezca bien, pienso seguir haciendo las cosas que me hacen feliz, con la misma ilusión y cabeza. Aprovechar la vida con todas mis fuerzas. Agarrarla, bailar con ella y disfrutarla al máximo. Tengo muy claro cómo hacerlo. Tengo muy claro las cosas que me hacen sentir vivo.

Pura vida





martes, 17 de noviembre de 2015

Izaga Trail 2015

"Vais a disfrutar como enanos y a sufrir como cabrones"


Estaba claro. Era la crónica de una reventada anunciada. Muscularmente llegaba muy justo para una carrera por montaña como ésta. Dos semanas antes había probado al cuerpo por monte y había intentado engañar a la cabeza con falsas esperanzas. Pero en el fondo sabía lo que había. La temporada ha sido muy larga y esta carrera me venía muy mal en el calendario...pero ¿cómo se le puede decir no a Peña Izaga?.

Cresta de Izaga. Foto Izaga Trail

Este año, el 1 de noviembre, se disputaba la primera edición de la Izaga Trail (26km 1900m+), carrera por una de mis montañas sagradas. Tras una gran campaña mediática de los organizadores por las redes sociales, yo llevaba meses con evasivas, como si la cosa no fuera conmigo. Meses intentando engañarme pensando que no la iba a correr. Pero a la hora de la verdad, me fue imposible decirle que no.

Perfil rompe-piernas de la 26k

Peña Izaga es una montaña especial, mágica. Algunos ni siquiera saben que existe, pero para otros es un lujo del que intentamos disfrutar siempre que podemos. A mi, personalmente, siempre me ha dado mucho: incontables mañanas de paseo por sus bosques, días de entrenamiento disfrutando de sus vistas, momentos en los que necesitas pensar, desconectar, cambiar de aires y volver "limpio" a la realidad. Entonces, ¿cómo podía yo decirle no a Izaga? No podía ser.

Una montaña para disfrutarla. Foto Izaga Trail

Tras engañar un poco a la cabeza, me decidí a inscribirme. La noche antes de la carrera, al recoger el dorsal y explicarnos los organizadores el recorrido, que ya conocía en gran parte, nos lo dejaron bien claro: "vais a disfrutar como enanos y a sufrir como cabrones". Si todavía no me había enterado, no me quedó duda de que iba a reventar muscularmente. No era mi mejor momento en monte y si no llegas fino a estas carreras, lo pagas. Así que habría que correrla con la intención de terminar y no lesionarse. En teoría, estaba claro lo que había que hacer: salir con la reserva y de tranqui, a intentar disfrutar del recorrido. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica, que ya nos conocemos. Me lo planteé como un reto para los proyectos que tengo: si no sabes controlar en carreras de estas, ¿a dónde vas pensando en cosas más serias?

Remontando la cresta. Foto Izaga Trail

El domingo por la mañana tenía los típicos nervios, que no desaparecieron hasta que me calcé las zapatillas y me puse a calentar.  Es normal, no sabes cómo va a responder el cuerpo. Amaneció un día precioso, soleado, fresco y con nieblas en los valles. Izaga nos iba a regalar un buen día para correr. Poco a poco fue llegando la gente a Ardanaz, desde donde salía la carrera. Me fuí juntando con conocidos y disfruté del ambiente especial de estas carreras. Saludos, risas, buen rollo...parece que estás en familia. Nos esperaba una carrera rompe-piernas pero no nos podían quitar la sonrisa de la cara.

Se dio la salida y como siempre la gente a tope. Yo intenté regular y  pillé un ritmo asequible, poco a poco remontando posiciones desde atrás. Hicimos una grupeta bastante maja y fuimos charlando sobre la prueba y lo bonito que estaba todo. Al rato, tras pasar algun tramo aéreo precioso, enlazamos con la cuesta que da acceso a la cresta, tremendamente empinada y en la que hay que irse agarrando a los árboles para no resbalar. Menos mal que no había llovido mucho porque sino este tramo habría sido bastante peligroso. Superamos trepando el último resalte y enfilamos la preciosa cresta que tantas veces he hecho.

Camino a Izaga. Foto Izaga Trail
Desde ahí hasta la cima puro disfrute. Sol, vistas, terreno cómodo y gente animando a tope. Llegué bastante entero arriba, pero sabía que aún quedaba mucho y muy duro. Tras la cima, una bajada exigente, teniéndonos que abrir camino entre árboles y con las piernas empezando a pedir tregua. El recorrido se iba poniendo verdaderamente duro, con continuas subidas y bajadas por pendientes muy empinadas y terreno difícil de progresar...¡qué manera de hacer el jabalí!

Bosques mágicos para correr. Foto Izaga Trail
Las fuerzas empezaban a escasear y el calor apretaba para ponerlo más interesante. Al enlazar con la pista que baja a Zuazu ya iba muy justo de piernas, los músculos empezaron a dar avisos y, después de un rato de bajada, al comenzar la última subida (tras 23km), ya era un auténtico festival de calambres. Apenas podía doblar las piernas, me había quedado tieso. Tuve que parar un poco, respirar, beber agua y estirar bien los músculos agarrotados, mientras me venían recuerdos de otras carreras en las que lo había pasado mal. En esos momentos, si te dejas llevar por la cabeza, estás perdido, así que mirada al suelo, mente en blanco, manos a las rodillas y hacia arriba.

A pesar del dolor, intentando bajar dignamente. Foto Izaga Trail
Fui mejorando poco a poco e incluso llegué al final de la subida corriendo. Ya sólo quedaba lanzarse bajando hacia meta, pero a esas alturas ya no estábamos para mucha fiesta y las piernas dolían horrores. Bajé por inercia, sin disfrutar, aguantando los pinchazos en pies y piernas y pensando sólo en la meta. Y por fin, la ansiada llegada al pueblo, entre apalusos del público y mucha emoción.
Fue una carrera muy peleada pero bonita. Terminé satisfecho por haber podido controlar el ritmo al princpio, aunque todavía hay mucho que trabajar y mejorar para los objetivos del año que viene. Eso si, una carrera para repetir.


Vídeo oficial:

domingo, 15 de noviembre de 2015

MM Euskal Herria 2015

La Media Maratón Donibane-Hondarribia es una de esas carreras a las que gusta ir. Recorrido precioso por la costa, buena organización, toboganes para los amantes de las cuestas (como yo) y un público increíble (sobretodo en la última parte de la carrera) que se vuelca con el corredor, como calentando para la B/SS de dos semanas después.

Mapa del recorrido


En algún lugar leí que es la Media Maratón más dura de Euskal Herria. No las he corrido todas, pero desde luego el perfil se las trae, con los famosos toboganes de"la Corniche" y alguna que otra sorpresa en la parte final (Kale Nagusi de Hondarribia). Resumiendo, una carrera divertida, dura, de esas en las que tanto disfruto. Debo ser un poco raro, pero viniendo de donde vengo y siendo una cabra, es normal que me gusten tanto las cuestas. Para mi, viendo el perfil, la estrategia es bastante clara: salir a ritmo pero conteniendo, en modo reserva, hasta el km 10, donde tras pasar "Abadie", si las fuerzas te acompañan y tienes un buen día, puedes volar hacia Hendaya y, tras pasar la muga, dejar que el público te empuje con su aliento y te lleve hasta la meta.


Perfil de la carrera

Tras aparcar en Hondarribia, un autobús te deja en la salida, donde te queda un ratico para calentar, saludar a los conocidos y comentar la jugada con los compañeros. Los momentos antes de empezar siempre son muy especiales y me encanta cerrar los ojos y disfrutar del ambiente: el sonido de las palmadas en la espalda de dos amigos que se saludan, el olor a "reflex", los comentarios (y las excusas) de los corredores, el público animando, la música y el speaker... Pinta un buen día.

Mucha concentración y seriedad antes de empezar


Es una carrera con bastante afluencia, así que si quieres evitar lios al principio, es mejor colocarse bien. Ese día quería probarme un poco, así que nos situamos bastante adelante. La carrera comenzó, como casi siempre, en estampida. Salí a buen ritmo, dejando que me pasara bastante gente (es curioso lo fuerte que salen en las Medias y lo pronto que petan). Sabiendo que era una carrera dura si sales alegre lo puedes pagar muy caro, así que controlando y buscando buen ritmo. Los primeros kilómetros fueron haciendo selección y quitando las ganas a más de uno. Yo no acababa de encontrar buenas sensaciones, así que me dediqué a disfrutar de la bonita carretera de La Corniche: el mar y los acantilados mezclados con el verde de la costa y las montañas al fondo...¡un lujo!

Muy estresado

Poco a poco fui calentando y teniendo las piernas más alegres. El recorrido ayudaba bastante. Una vez superado Abadie, cada vez animados por más público, ya veía que tenía buen día y que todo funcionaba a la perfección, como un reloj suizo, cada engranaje en su sitio. La bajada a Hendaya fui recuperando terreno por debajo de 4´/km y a partir de aquí fui pasando corredores sin parar. Cada vez más agusto...se me iba a hacer corta.

Literalmente "volando" por Hendaya

Y al final, en Hondarribia, el regalo: la Kale Nagusi, una cuesta bastante empinada de adoquines donde el público aprienta como en pocas partes. Llegamos en un grupete al inicio pero los solté fácil. Estaba muy entero y esa cuesta la iba a disfrutar. Sabía además que estaba la familia y amigos animando, así que había que darlo todo. Como siempre, impresionante el público que te lleva hasta arriba. De ahí, simplemente hay que dejarse llevar en un dulce final hasta la meta. ¡Qué manera de disfrutar! Y de postre, de pintxo-potes por Hondarribi aprovechando un día magnífico.

Disfrutando el regalo de la Kale Nagusi


viernes, 13 de noviembre de 2015

El Arte del "tapadismo"

Domingo 25 de octubre, Donibane-Lohitzune. Poco antes de la Media Maratón de Euskal Herria:

- "¡Joé Koldo! ¡Se te ve fino! ¿Qué tiempo vas a hacer hoy?"
- "Bah... no sé. Quiero ver un poco sensaciones, ir tranquilo y a ver qué tal va funcionando el cuerpo. Sin tiempos en la cabeza, sólo a disfrutar..."
- "Ya, yaaa....claro....y nos lo dices con esa cara de killer al más puro estilo Chuck Norris...seguroooo."


El Tapado, ese gran artista.

El "tapado" es esa persona, presente en cualquiera de los ámbitos de la vida, a la que le gusta esconder sus verdaderas intenciones sacando un surtido de excusas de la chistera. Ese individuo al que nadie espera y aparece como de la nada. Todos hemos conocido a alguien así. Desde la escuela, donde esos compañeros que antes del examen te decían que no habían estudiado nada luego te pasaban su diez por las narices. O ese "colega" del trabajo al que le cuentas lo que te ha costado hacer la presentación para el jefe y te consuela con un: "pues tienes que ver el desastre que es la mía", para luego presentar una puñetera tesis doctoral...


Tranqui compañero, mi presentación es una mierda.

En esto del correr el tapadismo está a la orden del día. Es un fenómeno creciente, se multiplica como los hongos en otoño. Se puede decir que es un auténtico arte. Un arte milenario. Eso es, habéis oído bien. Milenario. Estoy convencido que el mismísimo Filípides, el héroe sobre el que se basa la moderna disciplina de la Maratón, poco antes de salir hacia Atenas, les comentó a sus colegas que llevaba una semana fatal, entre el trabajo, que no le daba tregua, y el crio, que a las noches no le dejaba dormir. Y además una contractura en el gemelo (lo del sóleo todavía no lo habían descubierto) le llevaba molestando semanas y no le había dejado entrenar agusto. En fin, que tenía malas sensaciones.Y así, pues como que lo de correr no lo veía aquél día. Era evidente el desenlace, lo petó y acabó recorriendo los más de 240 km desde Atenas a Esparta el tío. Se me ocurre también lo que comentaron sus colegas después: ¡Qué cabrón!

Filípides en Maratón, estirando un poco antes de empezar a correr

Todo esto ha llegado hasta nuestros días y es gracioso lo que se oye en las salidas de muchas carreras: "las mil y una excusas del corredor tapado". Es cierto, si hubiera una máquina de la verdad capaz de recoger todo lo que se oye en esos momentos previos al pistoletazo de salida, probablemente explotaría al no poder asimilar tal densidad de mentiras por metro cuadrado. Desde el famoso y recurrido "no he entrenado nada" al "he leído que esta noche pasaba un cometa por la órbita de Neptuno, así que hoy mal asunto", hay toda una gama de excusas que dan para escribir un libro. Y en las salidas de las carreras se pueden oir todas juntas.

Lo que se te viene a la cabeza cuando tu amigo te dice: no tengo buenas sensaciones

Nunca me ha gustado eso de esconderme. No me interprete usted mal, en cierto modo siempre he admirado a los tapados por su gran capacidad imaginativa. En cierto sentido son artistas, creando una buena introducción para su obra maestra. Dando ambiente al hachazo que te van a pegar. Creando tensión para luego contarte un historión en la Meta: "Pues al final he ido entrando en carrera, he pillado buenas sensaciones y me ha salido buena carrera". La respuesta siempre: "¡Qué cabrón!"


Yo siempre he intentado ir de cara y si me encontraba bien, lo decía, y si no estaba en mi mejor momento, también. Pero ese domingo la cosa era diferente. Llevo probando unos cuantos meses un nuevo método de entrenamiento y las sensaciones no habían sido del todo buenas. Sabía que tenía que estar muy fuerte, por todo lo que estaba entrenando, pero no me lo acababa de creer. Y me pareció un buen momento para "esconderme" un poco y practicar este arte, ver cómo funcionaba ese invento. La verdad es que hasta cierto punto es divertido, pero yo soy mal jugador de póker y mi mirada decía otra cosa. El desenlace estaba claro. En la meta, con los compañeros, por primera vez me encontré en el otro lado:
- "Al final he pillado buenas sensaciones y le he acabado dando fuerte."
- "¡Qué cabrón!"

By @runerenfurecido

miércoles, 11 de noviembre de 2015

¿Por qué un blog?


Bienvenid@ a mi blog!

Antes de nada, lo primero creo que es presentarse. Me llamo Koldo y me dedico a... bueno, dejémoslo en que me dedico a intentar ser feliz. Suena a algo sencillo, pero para mucha gente parece que no lo es. Me gusta viajar, me encanta correr y me apasiona la montaña. También, por supuesto, disfrutar de mi maravillosa familia. Todo esto y muchas cosas más me hacen feliz, así que espero compartirlas contigo.

Las pasiones, en familia, mucho mejor

Hace ya muchos años que abandoné mis blogs de alpinismo, viajes y aventuras. No encontraba tiempo para escribir y, sobre todo, no me apetecía dedicarlo a esto...prefería entrenar y salir a la montaña todo lo que podía. El tiempo va poniendo todo en su sitio y, la verdad, llevo mucho hechando de menos escribir.

¿Por qué un blog ahora? Parece que vivimos tiempos en los que escasean las horas que podemos dedicar a las cosas que nos gustan. ¡Y no digamos lo que cuesta pararse a leer un párrafo o a escribir unas pocas reflexiones!

Hace ya unos meses que nos fuimos a vivir a un pequeño pueblo y disfrutamos de no tener TV. Digo lo de disfrutamos porque, sinceramente, se aprecia mucho. Uno descubre la de tiempo que pierde mirando a la caja tonta y todo lo que puede emplear en otras cosas que le gustan más. Y ahora tengo tiempo (y ganas).

Me gusta escribir y compartir mis ideas. Y todas las cosas que tengo que decir no caben en unos pocos caracteres. Durante muchos años he leído blogs que me han aportado cosas bonitas. Y creo que yo también puedo poner mi granito de arena.
Corriendo la vida con la  morada de Reto Dravet 

Por eso he decidido volver. No sé lo que durará este viaje. No sé si alguien lo leerá o lo que me aguantarán las ganas. No es algo que ahora mismo me importe.

Así que si te apetece compartir mis reflexiones, crónicas, ideas, proyectos... eres bienvenid@ a este lugar.

Nos vemos por aquí.