martes, 17 de noviembre de 2015

Izaga Trail 2015

"Vais a disfrutar como enanos y a sufrir como cabrones"


Estaba claro. Era la crónica de una reventada anunciada. Muscularmente llegaba muy justo para una carrera por montaña como ésta. Dos semanas antes había probado al cuerpo por monte y había intentado engañar a la cabeza con falsas esperanzas. Pero en el fondo sabía lo que había. La temporada ha sido muy larga y esta carrera me venía muy mal en el calendario...pero ¿cómo se le puede decir no a Peña Izaga?.

Cresta de Izaga. Foto Izaga Trail

Este año, el 1 de noviembre, se disputaba la primera edición de la Izaga Trail (26km 1900m+), carrera por una de mis montañas sagradas. Tras una gran campaña mediática de los organizadores por las redes sociales, yo llevaba meses con evasivas, como si la cosa no fuera conmigo. Meses intentando engañarme pensando que no la iba a correr. Pero a la hora de la verdad, me fue imposible decirle que no.

Perfil rompe-piernas de la 26k

Peña Izaga es una montaña especial, mágica. Algunos ni siquiera saben que existe, pero para otros es un lujo del que intentamos disfrutar siempre que podemos. A mi, personalmente, siempre me ha dado mucho: incontables mañanas de paseo por sus bosques, días de entrenamiento disfrutando de sus vistas, momentos en los que necesitas pensar, desconectar, cambiar de aires y volver "limpio" a la realidad. Entonces, ¿cómo podía yo decirle no a Izaga? No podía ser.

Una montaña para disfrutarla. Foto Izaga Trail

Tras engañar un poco a la cabeza, me decidí a inscribirme. La noche antes de la carrera, al recoger el dorsal y explicarnos los organizadores el recorrido, que ya conocía en gran parte, nos lo dejaron bien claro: "vais a disfrutar como enanos y a sufrir como cabrones". Si todavía no me había enterado, no me quedó duda de que iba a reventar muscularmente. No era mi mejor momento en monte y si no llegas fino a estas carreras, lo pagas. Así que habría que correrla con la intención de terminar y no lesionarse. En teoría, estaba claro lo que había que hacer: salir con la reserva y de tranqui, a intentar disfrutar del recorrido. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica, que ya nos conocemos. Me lo planteé como un reto para los proyectos que tengo: si no sabes controlar en carreras de estas, ¿a dónde vas pensando en cosas más serias?

Remontando la cresta. Foto Izaga Trail

El domingo por la mañana tenía los típicos nervios, que no desaparecieron hasta que me calcé las zapatillas y me puse a calentar.  Es normal, no sabes cómo va a responder el cuerpo. Amaneció un día precioso, soleado, fresco y con nieblas en los valles. Izaga nos iba a regalar un buen día para correr. Poco a poco fue llegando la gente a Ardanaz, desde donde salía la carrera. Me fuí juntando con conocidos y disfruté del ambiente especial de estas carreras. Saludos, risas, buen rollo...parece que estás en familia. Nos esperaba una carrera rompe-piernas pero no nos podían quitar la sonrisa de la cara.

Se dio la salida y como siempre la gente a tope. Yo intenté regular y  pillé un ritmo asequible, poco a poco remontando posiciones desde atrás. Hicimos una grupeta bastante maja y fuimos charlando sobre la prueba y lo bonito que estaba todo. Al rato, tras pasar algun tramo aéreo precioso, enlazamos con la cuesta que da acceso a la cresta, tremendamente empinada y en la que hay que irse agarrando a los árboles para no resbalar. Menos mal que no había llovido mucho porque sino este tramo habría sido bastante peligroso. Superamos trepando el último resalte y enfilamos la preciosa cresta que tantas veces he hecho.

Camino a Izaga. Foto Izaga Trail
Desde ahí hasta la cima puro disfrute. Sol, vistas, terreno cómodo y gente animando a tope. Llegué bastante entero arriba, pero sabía que aún quedaba mucho y muy duro. Tras la cima, una bajada exigente, teniéndonos que abrir camino entre árboles y con las piernas empezando a pedir tregua. El recorrido se iba poniendo verdaderamente duro, con continuas subidas y bajadas por pendientes muy empinadas y terreno difícil de progresar...¡qué manera de hacer el jabalí!

Bosques mágicos para correr. Foto Izaga Trail
Las fuerzas empezaban a escasear y el calor apretaba para ponerlo más interesante. Al enlazar con la pista que baja a Zuazu ya iba muy justo de piernas, los músculos empezaron a dar avisos y, después de un rato de bajada, al comenzar la última subida (tras 23km), ya era un auténtico festival de calambres. Apenas podía doblar las piernas, me había quedado tieso. Tuve que parar un poco, respirar, beber agua y estirar bien los músculos agarrotados, mientras me venían recuerdos de otras carreras en las que lo había pasado mal. En esos momentos, si te dejas llevar por la cabeza, estás perdido, así que mirada al suelo, mente en blanco, manos a las rodillas y hacia arriba.

A pesar del dolor, intentando bajar dignamente. Foto Izaga Trail
Fui mejorando poco a poco e incluso llegué al final de la subida corriendo. Ya sólo quedaba lanzarse bajando hacia meta, pero a esas alturas ya no estábamos para mucha fiesta y las piernas dolían horrores. Bajé por inercia, sin disfrutar, aguantando los pinchazos en pies y piernas y pensando sólo en la meta. Y por fin, la ansiada llegada al pueblo, entre apalusos del público y mucha emoción.
Fue una carrera muy peleada pero bonita. Terminé satisfecho por haber podido controlar el ritmo al princpio, aunque todavía hay mucho que trabajar y mejorar para los objetivos del año que viene. Eso si, una carrera para repetir.


Vídeo oficial:

4 comentarios:

  1. Que sorpresa encontrar un blog tuyo. Me ha gustado mucho la descripción. Enhorabuena!!

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    1. Jiji volvemos a la carga después de años sin escribir. Me alegro que te haya gustado y mil gracias

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  2. La verdad es que Izaga es especial, no podías no estar. Te ha dado mucho. Me han entrado ganas de pasear por allí leyendo como la describes, vamos? Hace mucho ya...
    Un besazo!

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    1. Cuando quieras, a disfrutar de esos bosques y sus vistas. En mejor compañia no puedo ir

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