lunes, 13 de agosto de 2018

Gran Trail Aneto-Posets (II)


Empieza a clarear, energías renovadas. Foto: GTTAP

2. Camino a Benasque. Corre despacio si quieres llegar lejos.


Mi táctica durante este año en las carreras por montaña es clara: suave y guardando fuerza al principio, regulando, para luego ir recogiendo "cadáveres" en la última parte. En estas pruebas de larga distancia hay que saber correr despacio para llegar lejos, adaptarte al terreno y los kilómetros y tener mucha paciencia y control mental, pues si te pasas de ritmo al principio, cuando todavía estás con fuerza, antes o después lo acabarás pagando. Es lo que se conoce como "pájara", te vas quedando sin fuerzas hasta que tu cuerpo no responde y lo más normal es que tengas que abandonar o terminar en condiciones lamentables, como un "zombie". Lo complicado es no cometer errores que te lleven a esa situación en pruebas de tantas horas.

Yo, de momento, voy cumpliendo el plan de maravilla. El terreno está verdaderamente peligroso por la lluvia que ha caído, las piedras patinan que da gusto y puedes tener un resbalón tonto en cualquier sitio y hacerte una avería seria, por lo que he ido tranquilo la primera parte, alargando un poco mis tiempos de paso, y ahora voy con energía extra y puedo apretar un poco para mejorar los parciales que tenía pensados.

Disfrutando la montaña. Foto: GTTAP


Ya ha amanecido y hasta el siguiente refugio tenemos por delante un terreno muy complicado y "rompepiernas", con  continuas subidas y bajadas por enormes bloques de granito, saltos y  trepadas que no te dejan llevar un ritmo constante y te van desgastando las piernas. Eso es lo más duro, porque si puedes llevar un ritmo uniforme, tu cuerpo va economizando energía y llegas a donde quieras. Sin embargo, así es muy fácil fundirte y empezar con calambres musculares. Vamos pasando lagos y pequeños collados, mientras la mayoría de la gente va a tope. Es algo que cada vez veo más en carreras, corredores que van a ritmos muy superiores a los que deberían y ya se sabe cómo van a terminar. No tiene sentido desgastarse aquí. 

Este tramo, hasta el refugio de Llauset, se hace muy largo y después de más de cuatro horas sin avituallar llego un poco vacío de fuerzas. Me siento a descansar entre los voluntarios y devoro unos bocadillos, galletas, membrillo y caldo, recuperando enseguida la energía. Ahora que la cabeza piensa con más claridad, me preocupa que hay mucho sol y no hace nada de frío. Las previsiones han fallado y no venía preparado para ésto, no tengo gafas ni gorra para el sol y me voy a tostar hasta Benasque. Pero es lo que hay y las buenas sensaciones que me van acompañando me animan bastante.

Tremendos paisajes. Foto: GTTAP

Pasan los kilómetros y los paisajes de ensueño por crestas, collados, lagos y picos míticos del Pirineo, mientras descendemos ya por mejor terreno. No es que sea bueno, pero comparado con lo que hemos pasado te sientes como Heidi corriendo por las praderas. Me llama la atención que bajamos y casi nadie me pasa. Es raro, porque bajo peor que una abuela con tacones. Parece que la gente va ya muy tocada...¡pues no queda nada! No llevamos ni cuarenta kilómetros. 

Llego genial al siguiente avituallamiento y bebo todo lo que puedo mientras me quito ropa, pues se lo que me espera: subida infernal bajo el sol hasta el pico Estiba Freda y bajada eterna y durísima a Benasque. Salgo rápido para arriba mientras me como una galleta y pienso en lo hermoso que es todo...¡claro! Desde hace más de una hora voy solo, los grupos se han dispersado y vuelvo a estar en mi salsa. Sinceramente, tanta gente me agobia, no se por qué me apunto a carreras si de lo que disfruto es de la soledad del monte.

Subida al Estiba Freda (Sierra Negra). Foto: GTTAP

El sol castiga sin piedad y la cuesta se las trae, pero a mitad de subida las nubes lo tapan y puedo apretar el paso. Voy muy cómodo y pasando gente todo el rato. Tan contento que hasta les voy dando conversación. Y así, con esa alegría, casi sin darme cuenta, estoy en el pico. Este año han montado un avituallamiento patrocinado por cervezas Ambar, como un chiringuito, donde te puedes sentar con vistas al Aneto mientras te tomas una cerveza. Todas estas cosas a mi me sobran, me parece que no es el lugar y que el sitio y la carrera pierden magia con ésto, pero habrá a quien le haga gracia. 


Balcón al Aneto. Foto: Monrasin

Bebo agua y para abajo rápido. Tengo muchas ganas de llegar a Benasque y ver a la familia. Al principio se baja muy bien por terreno cómodo, pero enseguida te metes en el bosque y el camino no termina nunca. La pendiente es terrible y los tobillos parece que se van a desencajar y salir de su sitio. ¡Qué dolor de pies! Lo normal después de más de cincuenta kilómetros.

Conforme bajas al valle, el fresco de las alturas se convierte en un aire cargado, caliente y pesado, que te cae a plomo en la cabeza. Se está haciendo eterna esta parte, pero reconforta saber que a unos pocos kilómetros pasamos por meta por primera vez y están los tuyos esperándote. 

La verdad que ese momento da miedo. La familia está allí para animarte, pero llevamos más de doce horas de carrera y también está el coche, el apartamento, una ducha caliente y una cama para descansar y abandonar esta paliza que le estamos dando al cuerpo. La gente te aplaude y te sientes como un héroe, ¿para qué seguir entonces? 

Quiero pasarlo cuanto antes, así que aprieto el ritmo, quizá demasiado. Y llego por fin a Benasque. El público encendido, no para de animar, y yo entregado, saludando, chocando manos y gritando. ¡Qué recompensa! Brutal.
Es mi momento, porque se que si logro finalmente terminar la carrera, será de madrugada y no va a haber casi nadie esperando en meta. El ambiente es increíble, se te crea un nudo en la garganta y te surgen lágrimas en los ojos, mientras recuerdas todo lo que has pasado, durante los largos meses de entrenamiento, hasta llegar aquí. De todas partes salen manos para chocar y palabras de ánimo y admiración.
Corro bajo el sol y el calor, gritando como un loco, casi sin aliento, directo al pabellón donde me esperan los míos. Estoy en casa. Soy feliz. Pero todavía queda un mundo.



P.D.: Muchas gracias a Carlos Toquero (@leudimin) por estar pendiente de la carrera, chocarme lamano en Benasque y apoyarme. Y enhorabuena por tu carrera!


Primeras luces del día sobre el Aneto. Foto: GTTAP

Terreno de juego en perfectas condiciones. Foto: GTTAP

Ibones, roca y nieve. Foto: GTTAP

Puesto médico en el collado 2706. Foto: GTTAP

Toboganes "rompepiernas". Foto: GTTAP

Por terreno "cómodo". Foto: GTTAP

Mires donde mires, triunfas. Foto: GTTAP

Últimos metros a la Estiba Freda. Foto: GTTAP

Bajada al valle. Foto: GTTAP

Por la sombra. Foto: GTTAP

Hagas lo que hagas, disfruta. Foto: Monrasin





4 comentarios: